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Con la temporada de lluvias, se prevé que estos afluentes no sólo trasladen el agua de las precipitaciones sino que lleven su contaminación a otras zonas, según advierte un vecino y activista de la ciudad.
En casos como el Río Atoyac, la maleza y la contaminación es perceptible. En un recorrido por la zona, en el municipio de San Jacinto Amilpas, se observó que además de la basura, este río presenta erosión en algunas partes como la cercana al Instituto Tecnológico. Asimismo, sus aguas despiden olores producto de la contaminación con residuos humanos, los que llegan o son vertidos a ellos por varias poblaciones del valle eteco y de la ciudad.
Las aguas negras, como han reconocido los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Oaxaca, son un problema recurrente en los ríos. Además de un tema complejo, en el que si se reparan colectores y encauzan las aguas negras de una zona quedan pendientes otras más.
Como este río, otro que en la capital del estado lleva varios años contaminado es el San Felipe. En este, según explica Arnoldo Dámaso, artista oaxaqueño y activista, no sólo se vierten aguas negras de colonias aledañas. También las que provienen del Hospital del IMSS, por lo que con las lluvias los residuos pueden ser llevados a otros afluentes y aumentar la contaminación de los mismos.
En casos como los ríos Atoyac y Salado, organismos de la sociedad civil y activistas han denunciado el estado que guardan y la necesidad de rescatarlos. Y aunque el año pasado se logró ganar un amparo para su rescate, lo que falta e impide un avance en la labor es la nula coordinación y responsabilidades de gobiernos.
Carlos Morales, presidente de la asociación civil Litigio Estratégico Indígena, ha explicado que el amparo ganado enfatiza esa necesidad, la de coordinación entre autoridades de los tres órdenes de gobierno, misma que ha faltado y por lo cual aún no se logran establecer acciones para empezar el saneamiento de los ríos.
El Imparcial de México.
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