LA GRAN FARSA. Empieza mal el intento de enjuiciar a Gabino Cué y su pandilla

Felipe Sánchez Jiménez
De acuerdo a la Gaceta Parlamentaria número 575 del martes 22 de agosto del 2000, la denuncia de Juicio Político contra un alto político oaxaqueño, fue dirigida a Diódoro Carrasco Altamirano en su calidad de Secretario de Gobernación. La promovió Luis de Guerrero Osio-Rivas pero, como suele suceder en nuestro sistema político, no pasó nada. Eso fue a nivel federal, ahora en el Congreso del Estado, con más efecto mediático que con ganas de aplicar la ley, dieron entrada a la petición de juicio político que hace el senador chilango Benjamín Robles Monoya contra Gabino Cué.

Desde el origen empieza mal el intento de enjuiciar al gobernante más rapaz que haya padecido Oaxaca: Gabino Cué y su pandilla.

Digo que mal inicia el intento de aplicación de la ley que tanto reclama Oaxaca, porque el generador de la idea no tiene la calidad moral. Me refiero al senador chilango traído de Michoacán (por el mismo Gabino) Benjamín Robles Montoya. Un aventurero de la política que, en los primeros tres años del gobierno “del cambio” maniobró como auténtico alter ego -el otro yo- de Gabino en el poder. Desde entonces, el sátrapa Gabino empezaba a dejar su responsabilidad al garete entregado a los excesos y la disipación. La frivolidad de Gabino la aprovechó el senador chilango quien de inmediato ejerció el poder que el otro abandonaba con mayor frecuencia. Quitaba y ponía a los miembros del gabinete, ubicó en posiciones clave para desviar dinero público o hacer tráfico de poder, a sus incondicionales. Entonces ¿Cómo pedir castigo hoy a los abusos que él mismo prohijaba? Suena burlón.

Desde ese momento fortaleció su campaña permanente para ser Senador y luego gobernador. Era el proyecto político que elaboró con su alter ego Gabino Cué. Su castillo de naipes se derrumbó cuando Diódoro Carrasco recuperó los afectos de Gabino. Dicen los enterados que a partir de que el chilango traído de Michoacán, con gran derroche de dinero público, derrotó a Diódoro como candidato al Senado, éste se dispuso a recuperar los afectos del gobernador. Desde ese momento empezaron a tejer la candidatura de José Antonio Estefan Garfias, otro de los cercanos al círculo. Robles, al no ser candidato a gobernador continuó en su trayectoria pérfida, no vaciló en dejar el PRD que lo hizo Senador y realizó otro de sus saltos mortales y cayó en las redes del PT y ahora es instrumento de Alberto Anaya. En esa escuela de la prevaricación, el senador chilango ya puso a su asociado Jesús Romero López “el niño de oro”, a construir su puente para llegar al partido MORENA.

Con esta personalidad, todo cuanto haga o intente hacer el senador chilango en el ámbito político, resulta una farsa. Podrían anular su intención en cualquier momento y el juicio político quedaría en puro intento. Está atrapado en la misma red de corrupción. No hay que olvidar que este senador es parte de la clase política que ha sumido a los oaxaqueños en una de las crisis más graves por la recesión económica. Todo derivado del robo de más de 15 mil millones de pesos, otros mencionan el monto de 25 mil millones, de Gabino y su banda de forajidos.

Con estos antecedentes, pues, lamento decirles que la del chilango traído de Michoacán, solo es una más de sus jugadas políticas. - See more at: http://cuartaplana.com.mx/notaopi.php?n=15621#sthash.0E5wffRt.dpuf

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